jueves, 3 de diciembre de 2015



Balotaje: ¿Elección ideológica o política?

Los esfuerzos que por estas horas hacen los candidatos al balotaje por diferenciarse no terminan de mostrar –al menos desde el discurso- el contraste que arroje nítidamente las diferencias de fondo o ideológicas.
La discusión pública por el lado del oficialismo, transita una campaña negativa que intenta arrancar del marketing riguroso y prolijo de Cambiemos, el pensamiento que evoque al Mauricio Macri cercano a las ideas del ’90; por el lado de la oposición, se pone énfasis en ratificar una y otra vez que no privatizará nada y que el cambio es de estilo y de forma de concebir el poder y la autoridad.
Esto es así porque estructuralmente la sociedad asumió como patrimonio ideológico muchos aspectos contrarios a los de la década del 90, que quedaron en el mal recuerdo popular. La recuperación de ferrocarriles, de YPF, de la Anses, la ratificación de un futuro económico autónomo, sin deudas esclavizantes, y un Estado presente, aunque no omnipotente, son rasgos generales del sistema de ideas que hoy caracteriza al mayoría silenciosa del electorado argentino.
Pero además, muchas de las políticas sociales impulsadas en este tiempo K, cuentan con una alta aceptación, incluso acá –en Córdoba- la meca de Cambiemos. Por ejemplo,  la reestatización de YPF cuenta con el apoyo del 45 por ciento; la eliminación de las AFJP, el 47%, la Asignación Universal por Hijo, el 67 y la Ley del Matrimonio Igualitario, el 59 por ciento.
Tal vez por esto, Daniel Scioli se propone como el protector de estas reivindicaciones, proponiendo un estilo político distinto, el propio, ese que será “más Scioli que nunca”, intentado tomar distancia sin palabras, de todas aquellas cosas que molestan a los argentinos, de la actual presidenta.
Y Macri intente parir “una nueva derecha” que –al decir de José Natanson (Le Monde Diplomatique), “tiene características particulares: en principio es democrática en un sentido procedimental: se presenta a elecciones, las gana, las pierde. No busca un golpe de Estado. Es una nueva derecha porque es posneoliberal: no promete privatizar todo (si después lo va a hacer o no, es otra historia)”.
En el fondo, ambos candidatos tienen que coincidir en los mismos aspectos que hacen a un pensamiento social en Argentina que parece, no es lo que está en juego.
Esto lleva a pensar que la hipótesis de comienzo del proceso electoral, aquella que planteaba una discusión entre un cambio de modelo o de estilo, finalmente, será la sociedad la que ponga claridad al respecto: un modelo que defienda lo nacional, con otro estilo político de gobierno.
En ese escenario ambos candidatos se presentarán en el debate del domingo buscando rasgos, actitudes, frases, silencios, modos, gestos, que los diferencie y sean suficiente para mantener o mejorar el caudal electoral.
Luis Dall’Aglio




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