lunes, 28 de diciembre de 2009

Mirada Crítica

Jueces, sacerdotes, sindicalistas, empresarios, gremialistas, profesionales y titulares de ONG evalúan las gestiones de los gobiernos nacional, provincial y de la ciudad de Córdoba.

Luis Dall´Aglio
Titular de la Consultora Delfos



Los diferentes sectores de poder de la provincia de Córdoba son pesimistas respecto a cómo creen que estará la economía de la provincia en los próximos meses, y ven con buenos ojos que el Estado tome medidas más drásticas frente a la conflictividad social existente en estos tiempos, al pronunciarse mayoritariamente a favor de que se pongan límites a las protestas como piquetes y cortes de ruta.

En este sentido, para casi el 60 por ciento de los consultados la economía cordobesa estará mal o regular, fundamentalmente porque la Provincia no puede escapar de la situación de control y sometimiento de sus cuentas a los humores del Gobierno nacional. La otra porción importante la completan quienes muestran una marcada incertidumbre, con lo cual el panorama con el que comienzan el año próximo no es el más alentador.

De hecho, cuando se les pidió que calificaran la situación en la provincia, sólo para el 10 por ciento las condiciones son buenas en Córdoba.

Estos datos surgen de una encuesta realizada entre sacerdotes, periodistas, gremialistas, empresarios, jueces, dirigentes de ONG y profesionales.

En total, se efectuaron 161 entrevistas personales entre abril y noviembre de este año, y fueron seleccionadas al azar.

Según los especialistas, las sociedades conforman su opinión de la siguiente manera: un cinco por ciento por conveniencia, un 20 por ciento por información y un 75 por ciento por percepciones o imágenes que tienen de la realidad.

Este estudio se situó en el segundo grupo (por información) y por lo general se trata de ciudadanos que tienen un importante grado de influencia en el resto de la sociedad.

Progresistas o conservadores. Por otra parte, si el progresismo o el conservadurismo se redujeran solo al reconocimiento de derechos sociales a minorías o reclamos sectoriales, se podría decir que esta porción de cordobeses con algún ejercicio de liderazgo se encuentra en una suerte de cóctel "ideológico" de difícil discernimiento.

En este sentido, la notoria conflictividad social y los problemas de inseguridad que marcaron a la provincia en los últimos meses de 2009 (especialmente de setiembre a los primeros días de diciembre) llevaron a la sociedad a sentirse más desconcertada por las condiciones políticas y sociales que por las económicas.

Este malestar talló en parte en las opiniones de estos sectores, agregando una suerte de intolerancia en algunos puntos concretos.

Al respecto, el 63 por ciento está a favor de bajar la imputabilidad para que los menores de 18 años respondan ante la Justicia; el 58 por ciento se pronunció en contra de la despenalización de la tenencia de droga para consumo personal, y el 80 por ciento, que el Estado limite las protestas sociales.

De todos modos, rechazan ampliamente medidas como el restablecimiento del servicio militar y la pena de muerte.

En cuanto a la idea de ponerles límites a las protestas sociales, los sectores que están en un extremo y otro son empresarios y gremialistas. Para la totalidad de los primeros, el Estado debería intervenir decididamente, mientras que sólo poco más de la mitad de los sindicalistas cree decididamente en una iniciativa que acote los reclamos.

Sí se mostraron a favor de la eliminación del celibato (aunque sólo el 21 por ciento de los curas dijo estar a favor), el casamiento o unión civil entre homosexuales, la despenalización del aborto y fomentar la clonación con fines médicos.

Problemas. Del mismo modo que ocurre con la agenda de la población total, estos sectores están preocupados por la situación económica provincial y la inseguridad, dos aspectos prácticamente excluyentes en las mayoría de las ciudades argentinas.

Otro aspecto que preocupa y que forma parte del paisaje autóctono de la provincia es la dependencia financiera y la pelea con el Gobierno nacional, lo cual, como se observó, condiciona fuertemente las expectativas de cara al futuro.

En el caso de los problemas sectoriales, preocupa transversalmente el atraso de los salarios o la falta de presupuesto; de todos modos, para los empresarios el aumento de impuestos también completa la agenda.

En el caso de los periodistas, el acceso a la información; para los jueces, la falta de autonomía del poder político; para los dirigentes de organizaciones no gubernamentales (ONG), la falta de educación.

A su vez, los integrantes de las organizaciones gremiales, la caída de la actividad productiva; para los profesionales, la falta de legislación; y para los sacerdotes, la educación, la falta de valores y la crisis social.

Gobiernos reprobados.
Los que decididamente no pasaron el examen son las gestiones de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, del gobernador Juan Schiaretti y del intendente Daniel Giacomino. Con matices o intensidades diferentes, los tres niveles de gobierno dejan qué desear en opinión de los sectores de poder de Córdoba.

En cuanto a la gestión nacional, los sectores tienen una alta imagen negativa, siendo los empresarios los que más alta calificación mala le asignaron, seguidos por los profesionales con 60 por ciento, mientras que los dirigentes de las ONG fueron los que menos enojados se mostraron.

Los calificativos negativos se sostienen en la persona de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner: resaltan su perfil autoritario, la falta de diálogo y la incapacidad de generar consenso. Aunque en menor medida, también aparecen calificativos como soberbia, mentirosa y corrupta.

Lo positivo se sostiene en la gestión, en el modelo de gobierno, y reconocen que "ha dado avances en la política".

En general, la gestión del gobernador Juan Schiaretti tiene una mejor aceptación entre los distintos sectores al recoger un 40 por ciento de imagen positiva. El sector que mejor califica al Gobierno provincial con un 73 por ciento es el de los profesionales; el resto lo califica de regular.

Cabe destacar que sólo en el caso de las ONG lo negativo tiene un nivel más o menos significativo.

Las distintas opiniones sobre la administración provincial definen que no ven una clara gestión, que le falta resolver problemas y que lo que más complica su situación es el estar condicionado económicamente.

Como positivo, le reconocen que hace lo que puede, que supo evitar la crisis y que trata de mantener el nivel de la provincia.

Con respecto al Gobierno municipal, entre los sectores se observa un marcado malestar.

Cinco de los siete sectores analizados la calificaron de regular al sostener sus argumentos en la gestión y no en la persona del intendente.

Falta de gestión es el concepto más recurrente y sostienen que lo que perjudicó al intendente es el estar condicionado económicamente y también por el sindicato de empleados municipales que conduce Rubén Daniele.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

“Es el manejo de la agenda, estúpido”

Por Luis Dall'aglio


Queda claro, como aconseja la teoría, que quien maneja la agenda maneja la iniciativa política.

Desde el día siguiente al fatídico 28 de junio para el oficialismo, los K pusieron en marcha una vieja estrategia que siempre les dio resultado: instalar todos los días o semanas, temas sobre los cuales el resto del mundo, se cierre en inútiles polémicas.

“El diálogo”, la emergencia rural (su posterior veto), el debate por los súper poderes, la estatización del fútbol, la candidatura de Carlos Reutemann (sus inusuales respuestas), la despenalización de la mariguana, el nuevo paro del campo, la pobreza, el Indec, la Ley de Radiodifusión, etc., etc., temas que en poco menos de dos meses acorralaron y debilitaron a la oposición, e hicieron olvidar a los votantes que en realidad, Kirchner fue el que perdió.

Seguro que la semana que viene la agenda tendrá nuevos temas… Quizá, como circula en los corrillos de la Casa Rosada y reflejan algunos columnistas, el nuevo paso sea elevar un poco más las retenciones a la soja.

Esto prometería muchas líneas de tinta, páginas, segundos en radio y TV, y fundamentalmente, más tiempo para un proyecto que hace rato se quedó, sin consenso, sin tiempos, sin credibilidad, y sin embargo, mantiene su poder. Teléfono para la oposición.

No funcionan las reglas

Por Luis Dall ' aglio

Nassim Nicholas Taleb se dedicó a estudiar cómo.las sociedades se engañan al pensar que creen saber más de lo que realmente saben, y fundamentalmente, por qué pierden tanto el tiempo con cosas irrelevantes e intrascendentes.


Taleb escribió el libro El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable, y se supone, integra parte del nuevo establischment que sostiene “la era Obama” al frente de la Casa Blanca.

Este hombre que hoy es profesor de Ciencias de la Incertidumbre en la Universidad de Massachussets en Amherst sostiene en uno de sus capítulos que las sociedades dan por sentado que la historia tiene cierta lógica y por eso, los análisis políticos, periodísticos, sociológicos y demás, sólo se centran en ver los sucesos, nunca las reglas que gobiernan a esos sucesos.

Es probable que algo de esto ocurra en nuestra realidad, nacional, provincia o municipal, toda vez que el foco de interés está en los sucesos y no en lo que realmente interesa que es el análisis de las reglas que por otra parte, deberían explicar por qué ocurre lo que ocurre. Y esto no es un repentino ataque de garantismo. Todo lo contrario.

Es más, trata de ser una advertencia respecto de que hacer cumplir las reglas, puede ser un gran argumento electoral para 2010 con todo el riesgo que implica cuando en nombre del “orden” se tomaron decisiones en Argentina.

De todos modos, es importante hacer foco en que debe existir un esfuerzo por mirar un poco más allá de los sucesos y planificar la política desde la recuperación del funcionamiento de las instituciones y sus reglas.

Es lógico que hoy todo lo que ocurre en el ámbito nacional choque con el interés general. Fundamentalmente, porque hay una regla que se modificó y aceleró el desfase entre los ciclos, por un lado, político de los K frente al poder y por el otro, el institucional de Cristina frente al Poder Ejecutivo.

Esa regla que se corrió fue la modificación de la fecha de las elecciones lo cual terminó de poner en evidencia lo que estaba latente: el kirchnerismo ya no era mayoría. Por este motivo, las discusiones que se dan hoy en el Congreso tienen este déficit de origen: hoy es más importante para los legisladores nacionales debatir si es el momento o no de tratar la Ley de Radiodifusión que analizar propiamente el proyecto. Hasta el 10 de diciembre todo será así.

Y hasta marzo del año que viene también, porque se viene el receso. Ahí comenzará la oposición a mostrar lo que realmente está dispuesta a dar por un país en donde los únicos que cumplen la mayoría de las reglas son sus habitantes.

Vuelve el endeudamiento

Cuando en 2006 la sociedad comenzó a palpar la inflación en la góndolas, rápidamente recordó momentos poco gratos de un tiempo en que la Argentina comenzaba una de sus crisis más fuertes, allá por 1987 y que terminó con “la estabilidad” económica (y fuerte flexibilidad social) de 1991. Fue así que puso en marcha un rápido repertorio de medidas que estuvo destinado a sanear las economías domésticas para que una nueva crisis económica no pusiera en riesgo lo logrado en este último tiempo, como ocurrió en 2001/2002 que imprevistamente se cayó todo. La puesta en marcha de aquella memoria colectiva tuvo su impacto en la economía, y muchos indicadores de consumo se retrajeron.
También quedó claramente expresado en la saga de nivel de endeudamiento que Delfos y Punto a Punto reproducen desde el año 2000. En este sentido, hasta el 2002 casi el 60 por ciento de la sociedad estaba endeudada; entre el 2003 y el 2006 la sociedad pagó sus cuentas y mantuvo un nivel de compromisos que le permitió financiar la recuperación y la nueva expansión, pero a partir de 2007 claramente se observa cómo los cordobeses ajustaron sus cuentas y se prepararon para lo peor.
El dato sobresaliente quizá es que en 2009 la sociedad volvió a endeudarse, pero ya no para financiar su progreso, sino para paliar deudas y gastos corrientes. Vuelven a crecer saldos pendientes con tarjetas, con bancos, con el Estado y con prestamistas. De hecho, el 34 por ciento de los cordobeses confiesa que lo que gana no le alcanza para vivir, y el 55 por ciento dijo que sus ingresos le permiten pagar sólo los costos de su familia. Si bien este panorama es similar al año pasado, cuando se comenzó a registrar un incremento en la cantidad de familias con problemas económicos para pagar sus costos, también es igual a 1999, el año previo al inicio de la caída libre.
Hoy la sociedad se enfrenta a un escenario económico donde la mayor porción manifiesta la imposibilidad ya no de crecer sino de mantenerse, donde las condiciones actuales no posibilitan que se sienta tranquila o por lo menos se relaje un poco y donde mantener lo logrado al momento exige ya no el doble, sino mucho esfuerzo extra.
A esto se suma que el futuro a corto plazo no muestra alternativas concretas que permitan entrever que lo que se viene puede ser, aunque más no sea, un poco mejor de lo que se siente actualmente. Este panorama devuelve una expectativa absolutamente moderada, con consumidores que son muy racionales, que pondrán todo su esfuerzo en administrar las economías domésticas para tratar de detener o demorar el deterioro económico.
Es la política
De todas maneras, las sucesivas crisis económicas dejaron en los argentinos un repertorio de medidas y aprendizaje que le permite a la sociedad enfrentar la incertidumbre con experiencia, con información, con alternativas.
Por este motivo, los problemas económicos impactan en el humor social pero hoy no son el principal motivo del desconcierto social: es la política que se expresa en una generalizada conflictividad social y un sistema en el que gobiernan los que perdieron, y los que ganaron, pierden un poco todos los días.
Este es el desconcierto que hoy la sociedad no puede manejar, porque no está en sus manos y es lo que realmente genera una fuerte sensación de inestabilidad provocando en el mejor de los casos preocupación y, en el peor de los casos, impotencia y resignación frente a un futuro que se avizora en blanco, sin opciones y sin certezas.
Luis Dall’Aglio
Director de Delfos