miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Se termina la democracia de la opinión pública?

¿Están en crisis los medios de comunicación como ámbito de representación de la sociedad? Sin dudas que siguen siendo muy útiles para que los ciudadanos puedan poner en cuestión sus problemas, y fundamentalmente, para que las autoridades los escuchen.
Siguen siendo el instrumento con que cuentan en reemplazo de las organizaciones sociales que le daban fuerza en otros tiempos, como las organizaciones sindicales, profesionales, los centros de estudiantes, los partidos políticos, las cámaras legislativas, etc.
De todos modos, hay luces amarillas que se prenden en su horizonte de la mano de las redes sociales e Internet en general. Muchos ciudadanos están encontrando en estos medios las formas de manifestarse sin intermediarios, sin traductores, sin "interpretadores" de sus sentimientos, quejas, alegrías o fracasos.
Porque precisamente, en los medios están los locutores, periodistas, etc. que necesariamente se interponen entre el problema y el ámbito público. Y muchas veces, estos intermediarios terminaban creyendo que eran los representantes de esos planteos.
En las redes sociales esto no es así. La representación individual es con nombre y apellido (y aveces con foto). Esta nueva dimensión de la representación social se convierte en un dilema para quienes gobiernan, venden o enseñan. Es una construcción social que se hace más allá de las formas instituidas. Una realidad que está fuera de la acción de los medios tradicionales por más que ellos mismos se procuren un espacio en facebook para estar en un lugar donde no están.
Esta nueva forma de vincularse de la sociedad está poniendo en marcha valores, estimula derechos y proclama virtudes que está lejos de lo que puede ser "controlado". Internet no tiene dueño, y hay muchos dueños de pequeñísimos pedacitos de Internet. De algún modo, se está conjurando un nuevo esquema de poder donde "la verdad del soberano" será ejercida directamente por el propio soberano, sin orquesta, sin director, pero con una partitura muy clara.

jueves, 25 de febrero de 2010

Los argentinos pisan el freno

Un relevamiento de 7.305 mil casos en diferentes ciudades del país revela que la sociedad se muestra con marcada cautela en lo que hace a sus expectativas de crecimiento económico. Además, mira con desconcierto el horizonte político.


Luis Dall´Aglio
Director consultora delfos


El panorama de 2010, donde se mezclan noticias que plantean condiciones internacionales favorables para la economía argentina con anuncios de incrementos en la canasta de productos básicos, servicios e impuestos, devuelve sentimientos contradictorios en las familias argentinas.

Probablemente, “el viento favorable” que sople tras frontera mejore indicadores de la macroeconomía, pero es muy posible que los hogares no sientan esas brisas tranquilizadoras, y por el contrario, sigan sufriendo el deterioro de su poder adquisitivo.
En este marco, las empresas, los gobiernos, las organizaciones en general, preparan sus herramientas para enfrentar un año difícil de entender. A estos efectos, un punto de partida es analizar cómo se plantan los argentinos frente a este horizonte, cuáles son sus condiciones económicas y fundamentalmente, sus expectativas.
Estas dos dimensiones (situación económica y expectativas) conforman el estado de ánimo, que es la dimensión social que explica mucho de los comportamientos económicos o sus opiniones políticas.
El estado de ánimo de una población condiciona y proyecta la actitud de una sociedad, porque se trata del primer escalón en la estructuración del comportamiento social.
Si tenemos una población con incertidumbre, desconcertada y angustiada, posiblemente el consumo se retraiga y estaremos frente a un sociedad que enfriará la actividad económica. Si, por el contrario, existen certezas, optimismo, tendremos un consumidor dispuesto a progresar, a financiar sus compras, a apostar por su futuro.


Situación personal
En este sentido, el 71 por ciento de los argentinos plantea que su situación económica personal es regular o mala, fundamentalmente porque el dinero no le alcanza para llegar a fin de mes. Este dato se constituye en la médula de lo que explicará durante 2010 gran parte de los comportamientos sociales.
El dato surge de un estudio nacional de 7.305 casos en 22 ciudades del país encargado por Tarjeta Naranja a la consultora Delfos para conocer los hábitos de uso y tenencia de plásticos en la Argentina, acción que ratificó el liderazgo del plástico cordobés en el interior del país y de Visa a nivel nacional.
De cara a los próximos meses se proyectan expectativas moderadas que generarán argentinos mucho más cautos, racionales y ocupados en administrar sus realidades domésticas.
Los compromisos que asuman serán bajo certezas restringidas lo que provocará que reduzcan su actividad comercial fundamentalmente a lo que pueden ser “gastos manejables”.



Expectativa

En tal sentido, sólo el 32 por ciento de los argentinos dijo que cree que su situación económica mejorará durante el 2010 (casi la misma cantidad que planteó que sus cuentas están bien), un 40 por ciento que se mantendrán igual (o sea regular), y un 24 por ciento que empeorarán. A esto se suma casi un 10 por ciento de incertidumbre, cifra que se mantiene en niveles similares a años anteriores.
Así, la sociedad se enfrenta a un escenario económico donde la mayor porción manifiesta la imposibilidad, ya no de crecer, sino de mantenerse. Donde las condiciones actuales no permiten que los argentinos se sientan tranquilos o por lo menos se relajen, y donde mantener lo logrado después de la crisis de 2001/2002 exigirá mucho esfuerzo extra por parte de las familias.
En línea con este horizonte surgió como dato sobresaliente que en 2009 la sociedad volvió a endeudarse, pero ya no para financiar su progreso, sino para paliar deudas y gastos corrientes. En este sentido, vuelven a crecer saldos pendientes con tarjetas, con bancos, con prestamistas y se postergan impuestos.
Ahora bien, si se realiza un análisis por regiones, se observa que la zona donde el pesimismo pega con mayor fuerza es en el NEA, donde el 41 por ciento dijo que cree que la situación económica personal se mantendrá igual o empeorará. Precisamente, quienes viven en esta región, junto con los del NOA, son quienes peor calificaron su situación económica.
No obstante, en Tucumán se registró el indicador más alto de optimismo que solo llega al 40 por ciento.



Agenda

Este planteo tiene como trasfondo un escenario de problemas encabezados por la inseguridad como tema excluyente, que se intensifica en los conglomerados urbanos más importantes del país. Es decir, además de encontrarnos frente a un argentino que modera su economía y ajusta su expectativa, se muestra temeroso frente al incremento de la delincuencia.
El conflicto laboral en la Argentina todavía se mantiene en un estatus muy diferente a lo que fue en la década del ’90. Por aquel entonces, quienes respondían que este era el principal inconveniente en el país, se referían a la ausencia propiamente dicha del puesto laboral.
Los primeros años de esta década permitieron una fuerte recuperación del empleo, pero desde 2006 a esta parte, con la nueva irrupción de la inflación, el valor del trabajo se redujo. El poder adquisitivo se esmeriló por los aumentos y hoy el reclamo –en términos cualitativos- tiene más que ver con el volumen de trabajo. El comerciante vende menos, el salario no alcanza, los costos crecen, y las economías domésticas se complican.
De hecho, la tensión social en la década gobernada principalmente por Carlos Menem se caracterizaba por el pedido de trabajo. Hoy esa conflictividad se plantea en términos de aumento salarial, aspecto que le devolvió a los sindicatos el protagonismo que habían perdido a manos de organizaciones sociales y partidos de izquierda.
La problemática general de los argentinos se completa con cuestiones que tienen que ver con la mala situación económica en general, los problemas de salud de la mano de epidemias como el dengue o la gripe A y la educación.

La realidad política

De todas maneras, las sucesivas crisis económicas dejaron en los argentinos un repertorio de medidas y aprendizajes que le permiten a la sociedad, enfrentar la incertidumbre con experiencia, con información y con alternativas.
Por este motivo, los problemas económicos impactan en el humor social, pero hoy no son el principal motivo del desconcierto social. Es la política, que se expresa en una generalizada conflictividad social y un sistema en el que gobiernan los que perdieron, y los que ganaron, pierden un poco todos los días.
Se da la particularidad que existe en la sociedad un acuerdo generalizado sobre los principales ejes de la realidad social y política; en cambio, los que no están de acuerdo y muestran profundas divisiones son los que conforman la estructura política.
Precisamente, este plano muestra dirigentes nacionales que no superan el 50 por ciento de aprobación y una ruptura profunda entre la dirigencia y la sociedad, que se traduce en términos cualitativos, como desvinculados, el malestar completa un panorama de sentimientos complicados para los argentinos.
El desconcierto que manifiesta la sociedad frente al plano político es lo que genera sensación de inestabilidad que provoca preocupación, impotencia y resignación, aspecto que muchas veces se confunde con acostumbramiento a una realidad adversa.

jueves, 7 de enero de 2010

Cóktel de políticos = un argentino

Existen conclusiones instaladas en gran parte de la comunidad argentina, asociada a la idea de que existe una decadencia de valores, de institucionalidad, de política, etc, que contrasta con el funcionamiento de otras sociedades, como la chilena, uruguaya o brasileña.
Para esto, se parte de los estereotipos de los políticos que produce la sociedad que no son otra cosa que la expresión o la síntesis de lo que son los argentinos. Según esta visión si Néstor Kirchner es un indicador de "lo que somos" eso quiere decir que soy, sos, somos, irrespetuosos de las instituciones, corruptos, autoritarios, desleales, etc., entre otros conceptos que se utilizan para denostar al ex presidente.
Las mujeres, son como Cristina (bipolar le dijeron alguna vez, entre otras cosas) y otros tantos como Cobos (dubitativo), Macri (porteño de familia bien), Reutemann (siempre sale segundo), Carrio ("criticadora" serial) , etc.
Sería bueno que alguien reconozca y diga públicamente que se encuentra en todas o algunas de estas figuras. Alquien que pueda asegurar que es un poco de lo que encuentra en Kirchner, en Cristina, etc.
Esta visión puede ser, por lo menos peligrosa, porque tras fondo nos ubica como pueblo en una posición de mucha debilidad que lejos está de permitir el desarrollo de un espíritu de sociedad que se pueda proyectar hacia futuro como Nación.
¿"Qué nos pasó"? se preguntan. Cuándo dejamos de ser aquel pueblo generoso, solidario, trabajador, lleno de valores.
1) No estoy seguro que hayamos dejado se serlo. Seguro que usted encontrará a su alrededor a muchos que muestran estos valores.
2) No se si hubo un argentino anterior mejor que el actual. De última, ese argentino anterior sería el responsable del actual porque tuvo la responsabilidad de educarlo, gobernarlo, organizarlo.
Prefiero pensar que lo que nos pasó fue que hubo generaciones que vivieron con miedo, o desaparecieron; que fueron obligados a dejar sus convicciones y funcionar sobre las convenciencias más egoístas. No fue gratis lo que ocurrió hace un par de décadas atras... Y esto no se reduce solo a contar muertos o desaparecidos, sino en observar también que la gran traición que vivió la sociedad, tanto desde la izquierda como desde derecha, desilucionó a muchos que se acercaron a la política con sus utopías, ilusiones, ideas y convicciones, y terminaron de la peor manera.
Es preferible tener una mirada optimista hacia el futuro; saber que los malos políticos se están terminando y que las nuevas generaciones, aunque no estén visibles, también hacen política condicionando los procesos que vienen, paramentrando los escenarios en los que se debatirá en los próximos años.